"Encantada de conocerlos, soy Tsubakiya Hinata".
Todos sintieron un profundo escalofrío, con ese simple saludo, el ambiente entero del salón de clases cambió.
En el segundo año de la clase A, en la escuela secundaria - Academia Privada Mominoki.
Actualmente era primavera. La ceremonia de apertura terminó a las 11.00. En una nueva clase con nuevos amigos, el primer período de salón de clases se llevaba a cabo. Por supuesto, no faltaba tiempo para que los estudiantes se presentaran.
"Yo estaba en la clase C en mi primer año. No me apunté a ningún club. No tengo ningún interés particular, pero me gusta bastante la lectura".
La actitud de aquella estudiante parecía emitir luz.
Con sólo quedarse quieta, era como si de su cuerpo emanaran rayos de luz brillante.
La primavera era también la estación de los nuevos encuentros. Desde aquí, se podían ver las flores de cerezo a través de las ventanas abiertas. Los pétalos de las flores bailan al ritmo del viento.
"El año pasado estudié con algunos de ustedes, pero puede haber muchos más que se convertirán en mis nuevos amigos. Así que espero llevarme bien con todos ustedes". Así terminó su discurso.
No sin antes hacer una muy precisa reverencia.
El ambiente en la clase cambió. El sonido del silencio, incluso el de la contención de la respiración. Las voces se mezclaron, propagándose en los corazones de todos los estudiantes.
"...El próximo estudiante que se presente estará bajo mucha presión"
El profesor del salón de clases, Onodera Tatsuya ,suspiró con frustración. Los alumnos que se presenten a continuación, hagan lo que hagan, no podrán compararse.
La chica era extraordinaria, para bien o para mal, ambos eran extraordinarios.
Pelo negro brillante, ojos que emiten una luz que fascina, figura esbelta, piel impecable.
Por encima de todo estaba su altura. Era notablemente más alta que otros estudiantes de su edad, los números lo demuestran. 172 cm es una cifra que supera la altura media de un chico.
Desde fuera, parecía una adulta. Sin embargo, a sus rasgos faciales aún les quedaba una pizca de inmadurez...
Ese equilibrio mágico hacía ver implícitamente que su aspecto era completamente inadecuado para su edad.
Sí, todos lo pensaban, todos lo sentían
Que esta chica no era normal.
Que claramente aún era una niña como los demás, pero que algo andaba mal.
Que en un futuro no muy lejano, se convertiría en un determinado personaje que nadie más podría alcanzar... No, quizás ya se había convertido completamente en ese "personaje" ahora mismo.
Frente al salón de clases, el profesor hizo contacto visual con Tsubakiya Hinata que estaba sentada en medio de la clase.
"Qué traviesa..."
La chica sonrió, aunque sólo lo hizo con los ojos. Algo que sólo Onodera Tatsuya reconoció.
En ese instante, volvió a ser una niña ordinaria como los demás. Hace algunos años, esa niña corría por el barrio con una raqueta para atrapar insectos en la mano, molestando a los demás sin importar si era un niño o una niña. Después, cuando la niña crezca, se sentirá avergonzada e incómoda cada vez que intente explicar su forma de pensar en el pasado.
El Segundo año de secundaria es la edad de la pubertad, y ella ya no era un simple capullo, pero aún no se había convertido en una flor.
Era como un caramelo intrincado, algo frágil y quebradizo, pero también una criatura de belleza indescriptible.
Y entonces, el tiempo de autopresentaciiones de los estudiantes terminó abruptamente.
Aunque había mucho que decir, este lugar no era adecuado para que hablara un profesor de clases.
Mirando el rostro de los jóvenes, pioneros de las siguientes generaciones en un futuro próximo, que esperan secretamente cosas pacíficas por venir, Onodera Tatsuya dio algunas palabras típicas de aliento como en un libro.
"El camino que tienen en el futuro será muy difícil, así que en el próximo año, trabajemos juntos".